martes, 23 de octubre de 2012

SOBRE LA HUMILDAD, LA ESCUCHA Y LA ESENCIA VERBENA.


Desde que recuerdo siempre he querido ser dos cosas en la vida: médico y escritora. Creo que quería como mínimo salvar al mundo o ser una super héroe/heroína.  Escribía y coleccionaba poemas, nombres para mi futuro hijo y poemas en mi diario de adolescente, hasta que una amiga me lo leyó. Luego vinieron los años de silencio. Silencio en el país porque había una dictadura y silencio en mi vida porque estaba enfrascada viviéndola.   En los primeros años post la Invasión de Panamá, quise retomar la escritura, al igual que muchos jóvenes que sentíamos que teníamos mucho que decir.  Fui a un taller donde recibí una de las lecciones más importantes de mi vida.  Los maltrechos escritos pasaban por una rápida lectura frente  a una veintena de compañeros (98% hombres) donde no podíamos luego hablar durante las siguientes dos horas, mientras que  todo el mundo criticaba el texto. Debíamos simplemente escuchar. Muchas salieron con lágrimas para nunca regresar después de esas dos horas. Los pocos que sobrevivimos a ese taller, que se llamaba Umbral nos consideran la primera generación de  escritores en democracia “ los niños de la Invasión”. Un par de años después tomé un taller de meditación Vipassana, en Estados Unidos. Doce días en silencio, de las cuatro de la  mañana a las nueve de la  noche. Solamente podíamos hablar cada dos días con el instructor cinco minutos, que en mi caso también era psiquiatra. El resto del tiempo permanecía acompañada de mis pensamientos. Allí aprendí el verdadero valor de las palabras, porque debía utilizar muy bien mis cinco minutos de habla. También a observarme y a aceptarme sin compasión desde lo más hermoso hasta el mínimo de mis defectos. Me encanta la poesía y de la poesía, los haikús, porque son la depuración alquímica a  la mínima expresión de un escrito.  Casi nadie me comprende en mi país latino, tropical y exuberante,  mi obsesión minimalista por los haikús.  

Flores de loto
Entre más lodosa el agua
Ríen a pétalos.





Aquí les podría hablar horas sobre mis visitas al zoológico de summit cuando niña, con mi madre y mis hermanos y el estanque de flores de loto.  De como amo la naturaleza y 30 años después me fui a vivir cerca de ese estanque. De cómo busqué ese estanque perfecto y lo encontré al otro lado del Atlántico en el Jardín de Claude Monet, en Giverny. Que el borde superior de este blog siempre ha sido su estanque.  De mi amor por la pintura impresionista, enseñada desde niña por mi madre, que pinta.  Pero prefiero escribirte en 15 sílabas  lo que me enseñaron las flores de loto.
Es que vivimos en una cultura-sociedad verbénica, hiperactiva, exuberante, egotista y centrada sobre sí misma.  Mi cuento infantil de las bolitas de colores habla de cómo la bolita azul solamente observaba el cielo y la amarilla, solamente el sol. Una cultura que adora el sol, adora los presidentes que piensen por el pueblo y le digan lo que tiene que hacer. Si Señor, los dictadores y presidentes como el nuestro son una verbena pura, que ahora mismo tiene en una tremenda explosión  una provincia entera por leyes que pasaron a espaldas de dicha provincia.Y no es la primera vez, que no escucha y que quiere solucionar sin consultar.
Pocas veces escribo sobre las esencias Bach en su descripción pura. Cuando hago esto, me gusta leer a Ricardo Orozco. El libro de Ricardo Orozco está en algún lugar de mi mudanza (en mi casa vieja o la nueva).   Así que me remito a mi memoria sobre las definiciones. Este mundo donde se nos ha hecho tanto énfasis en la auto estima, todos los seres humanos queremos reconocimiento, amor, dinero. Algunos,  fama, conocimientos, belleza. Verbena está descrita en las personas que son líderes descompensados, fanáticos religiosos, en fin, personas que creen que tienen la razón y no escuchan la razón de los demás. En algún lado leí que Verbena se utiliza para escuchar a los demás y en los estados excitados: maníacos, expansivos, inflamatorios, desbordantes (incluida la fiebre). Yo relaciono la Verbena con mi ascendente: Leo y el fuego solar.  También con el plexo solar. El ascendente es una lección permanente de vida,  en una relación amor odio. El plexo solar se relaciona con la auto estima y el amor propio. A nivel físico, con el estómago, páncreas, vesícula biliar.




No les tengo que escribir que ya he padecido alguna vez en mi vida de reflujo y de úlcera, ¿ cierto? Tampoco el grado de Verbena descompensada que he debido tener para llegar hasta donde he llegado en la vida: médica y escritora.  En otras palabras, salvar al  mundo de su dolor y su inorancia.... que presumido de mi parte!!!!  Esa verbena lo que me ha traído es, aparte de arrastrar a la gente en mis ideales, una buena dosis de envidia  con los desgastes y copias secundarias. Lo que pasa es que inexorablemente me enamoro de mis nimios  intereses y me parecen lo más hermoso del mundo. Tan enamorada estuve de los estudios de la aorta de mis pacientes, que los  inmaginé como caballitos de mar que llevaba la gente por dentro. Nadie entendía por qué me gustaban tanto y entonces mis compañeros se empezaron a quejar que también querían hacer estos pacientes, hasta que se toparon  con que había que sentarse a hacer reconstruciones, urgencias terribles, como mis pequeñines con malformaciones de 2kg..... y me los dejaron. Y paradójicamente  es que he sido tan egocéntrica en mi vida, que  casi  no envidio a nadie.  Terrible confesión, pero cierta.














La flor de la verbena se sostiene erecta, como un candelabro de flores, en una persona que siempre está al límite, debido a su inquietud. 



Asociados con los estados verbena: hiperactividad, tensión, cansancio, insomnio, contracturas, histeria, calambres, irritabilidad, tic, tos, fiebre, disfonía, enfermedades cardiacas,  

Recuerdo mi perra bóxer Luna, como una clásica verbena, cuando quería que saliéramos a pasear. Hiperactiva, exuberante, ladradora, feliz de dar un paseo.  Simplemente no escuchaba cuando le llamaba para regresar y eso le costó la vida, pero era inmensamente feliz corriendo por el campo  ( o por la calle en la ciudad).  Mi niño, que está ahora descubriendo el mundo, aveces simplemente se niega a querer dormir. La madre que está preocupada por todos y por todo lo pendiente, le da insomnio.

Estuve escuchando hace algunas noches a una amiga que tiene una Jefa que la cela, porque está menos preparada a que ella. Coincidía con un problema similar en mi trabajo donde yo era la Jefa y un subalterno con muchas más relaciones políticas y sindicales, que quería hacer todo y en un instante, sin consultar mis años de experiencia. Coincidía con que un amigo ante mi dimisión a mi cargo, se quejó de la persona que colocaron. Coincidió con que me enamoré unos días antes, de una medalla de San Benito (la medalla exorcista) y de las oraciones a San Miguel Arcángel, el ángel de la humildad. San Miguel es el Angel más poderoso, precisamente porque es el más humilde cuando reconoció  “quien como Dios”.  Coincidió con que me colocaron de jurado de un concurso y no tenía inicialmente el mismo concepto sobre el manejo del fallo que el resto del grupo.  En una semana, empecé a perder el control de mi horario, de mis funciones, de mi criterio, por no decir que hace un año vivo con mi madre y para una madre, uno nunca deja de ser la hijita a pesar de ser madre yo misma.  He aquí un nudo karmático, pensé. Oh, mi Dios, me estaban hablando directamente, sobre una lección que debo siempre repetir y repetir desde la niña precoz que fui: la humildad.
Entonces, navegando en la red, me encontré con que San Benito tiene unos escritos sobre la humildad  y que la  monja benedictina, tiene un libro muy hermoso que se puede leer on line sobre el tema. Les comparto el link:  http://es.scribd.com/doc/23491365/Chittister-Joan-Doce-Pasos-Hacia-La-Libertad-Interior
Por favor, tómate el tiempo de leer esta pequeña joya, aquí es gratis.
El paso tres descrito por San Benito para alcanzar la humildad es aceptar la guía  de los demás. Hay que regresar a ser como un niñ@ y dejarse llevar de la mano sin protestas, como yo solía hacerlo con mi padre,  mucho antes de haber decidido estudiar su misma especialidad.

En este paso Joan Chisttier, es bien clara al describir que debemos aceptar lo que nos presenta el otro como lecciones de vida. Escuchar la voz del otro sin prejuicios.  Cada persona que está frente a nosotros es nuestro maestro, nos guste o no.  He entonces que aquí entra la Verbena, porque permite escuchar.  Escuchar al otro sin hablar. Hmm, hmmm, es tan difícil Leda. Es que no sabe lo que hace. Es que yo lo sé hacer.  Es que no sabe lo que dice. Hmm, hmm..   Yo, Yo, Yo. Pero es que no hay un yo, sin el otro. Es que no hay otro sin el yo.
¿De qué otra fuente proviene la humildad? Al observarse día tras días uno mismo y los miles de errores y defectos. Esto me lo enseñaron Vipassana y el análisis continuo de los sueños.  Al ir cada vez más adentro,  empezamos a entender que no somos lo perfectos que creíamos. Que estamos en continuo crecimiento y que el tiempo no alcanza para todo lo que tenemos que aprender.  Que no tenemos dercho a criticar, porque  no somos el perfecto centro del universo. En la posición que nos coloca ese Universo, es la posición perfecta en el conjunto de posiblidades. 



Cuando comencé a escribir esta nota fue hace tres días. En tres días ha pasado mucho. Mucho karma removido por el simple hecho de no reaccionar y de manera sincera intentar aprender la humildad. Te guardo una sorpresa en mi próximo escrito. Ahora, debo cerrar, decirle adiós a mi insomnio y mis ganas de compartir contigo  estos escritos.